He venido diciendo que, si no se corrige el rumbo con urgencia, si no se reduce de manera drástica el gasto público, si no se pone coto y se licencia a la casta parasitaria, llegará un día, más pronto que tarde, en que los hospitales estarán cerrados, no abrirán los colegios y no habrá dinero para pagar los subsidios de desempleo y las pensiones.
Es preciso desamortizar edificios, cortar subvenciones para quienes no lo necesitan, echar asesores, vender coches oficiales o dárselos a la Policía, antes de que el hambre empiece a extenderse.
¿Exagero? No. Estoy cansado de acertar en las previsiones. ¿Soy catastrofista? No, lo que es una catástrofe es la casta parasitaria que nos expolia y nos depreda.
Digo y sostengo que se viene abajo el Estado de bienestar por esta ineficiente casta parasitaria (no hay eres, que se sepa, en ningún partido) y las redes clientelares de manos muertas que alimentan, con nuestros impuestos. Nos llevan a la ruina y a la extinción como sociedad abierta. ¿Exagero? Según publica lanacion.es, y me parece no ya la noticia del día, sino del año, se ha acabado el dinero para medicamentos en la Comunidad de Madrid. El Colegio de Farmacéuticos de Madrid ha enviado una circular a las farmacias avisándolas de que los presupuestos de la Consejería de Sanidad destinados al pago de los medicamentos con receta médica están prácticamente agotados.
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