El Gobierno y el partido socialista llevan al suicidio colectivo a la sociedad española. Las medidas adoptadas sólo sirven para agravar la crisis y aumentar el paro.
El Gobierno y el partido socialista llevan a la sociedad civil española hacia su extinción, hacia la miseria y la servidumbre.
Los partidos de la oposición no dan muestras de la suficiente vitalidad para denunciar una situación gravísima, que todos han ayudado a incrementar, pues no se puede olvidar que la incautación de fondos a los contribuyentes para dárselos a los bancos fue aprobada por la práctica unanimidad del Congreso de los Diputados.
En el caso del PP, aparece dividido y dedicado a luchas internas, en la que todos parecen estar entretenidos en intentar conseguir una herencia que no existe.
Los males, de todas formas, son muy profundos y afectan a todos los partidos, pues todos ellos han aceptado los errores de modelo que les han hecho degenerar en casta parasitaria, en grupo dispuesto a sobrevivir mediante la expoliación de las clases medias.
Las soluciones no están en la agenda política.
La agenda política se ha llenado de despropósitos y despilfarros.
Es la sociedad civil la que ha de marcar su propia agenda regeneracionista, pasando por la política de menos gastos y menos impuestos, que permita dar oxígeno a una economía en caída libre, y la que ha de plantear las modificaciones del modelo político que permitan pasar de la fórmula de depredación a la de representatividad plena.
La sociedad civil está en condiciones de marcar la agenda, pues cuenta con tres armas decisivas: el voto, el ahorro y la fiscalidad.
Que la sociedad civil lidere la regeneración e impida que continúe el actual deterioro económico es el objetivo de la concentración convocada por la Plataforma de las Clases Medias el 14 de febrero, a las 12 horas, en la madrileña Plaza de Colón. Convocatoria con carácter nacional.
Se trata de mostrar la existencia de una sociedad civil fuerte, que se niega a sucumbir entre carretadas de mentiras y de propaganda. Dispuesta a plantear el debate en términos de verdad y dignidad.
Una masiva presencia dejará clara la existencia de esa sociedad civil ilustrada y combativa, con las ideas claras y con coraje.
La mejor forma de transmitir la convocatoria es que cada uno de los ciudadanos que se sientan implicados la difunda entre familiares (los padres con los hijos, los abuelos con los nietos y viceversa), amigos y compañeros de trabajo; que cada uno se convierta en activista y en un poderoso medio de comunicación.
Porque nos interesa a todos que deje de endeudarse a las generaciones futuras, que deje de llevarse al sacrificio a la generación que está accediendo al mundo laboral, que cese la sangría abrumadora de parados, que España sobreviva como sociedad abierta y como el ámbito de progreso que las expoliadas clases medias habían conseguido generar.
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