En aras de la clarificación, que es lo que nos ha inducido a tratar la cuestión, UPyD es una cuestión menor, dentro del problema global de la casta parasitaria. No representa ninguna opción regeneradora, sino una senda a camino entre la instalación y el maquillaje de un modelo que está quebrado.
La superioridad intelectual de la Plataforma de las Clases Medias se basa en la existencia de un pensamiento racional e ilustrado, publicado en libros, lo que permite la comunicación entre los miembros y simpatizantes de la Plataforma, y la difusión de su pensamiento.
La Plataforma de las Clases Medias, mediante la movilización de la sociedad civil, y sus propuestas, es la única que plantea una modificación de fondo de un modelo cuyo mantenimiento pone en riesgo la supervivencia de España como sociedad abierta.
No somos políticos profesionales que precisen acomodo, sino ciudadanos de las clases medias dispuestos a luchar contra la depredación y la expoliación que nos llevan a la miseria y a la servidumbre.
No es tiempo ya de medias tintas.
UpyD, a través de su diputada, viene manteniendo en el Congreso una postura ultraintervencionista, con apoyo a los planes del Gobierno contra la libertad económica y con escasas críticas desde una postura de mayor intervención.
UPyD no ha renunciado a ninguna de las subvenciones públicas.
UPyD se presenta como una especie de PSOE auténtico. Meritoriamente español, pero nada más.
La Plataforma de las Clases Medias abomina del nacionalismo, que expolia a las clases medias, pero también del socialismo, que es la madre de donde surge toda expoliación.
Su meritoria .propuesta de reforma de la Ley electoral, inspirada en el modelo alemán, es cuanto menos tibia y contempla el aumento de cincuenta diputados, con lo que se aumentaría el número de manos muertas y la expoliación de las clases medias. Sólo tendría un efecto mitigador del chantaje expoliador nacionalista, pero no incrementaría la representatividad.
La Plataforma de las Clases Medias no es partidaria de la recuperación de la competencia de Educación por el Estado central o el Gobierno de la nación –propuesta irrealizable, por lo demás- , sino del trasvase de tal competencia a los ciudadanos a través del cheque escolar. No somos partidarios de que ningún político adoctrine a nuestros hijos.
Sea por su apoyos, y al margen de sus intenciones, pero lo cierto es que, en términos de estrategia, UPyD ha quedado, en el momento actual, como el ariete del acoso a Mariano Rajoy.
Curiosamente, donde obtiene menor respaldo es en las zonas nacionalistas, que es a las que, en principio, iría más destinado su programa. Tal hecho podrá contrastarse en las elecciones gallegas y vascas.
De esta forma, UPyD, aquí y ahora, y como evidente efecto perverso, representa un apoyo al PSOE y a los nacionalistas. UPyD resulta, por completo, inservible como instrumento, ni directo ni indirecto, de regeneración y no representa solución alguna a los graves problemas que padecemos.
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