viernes, 21 de noviembre de 2008

Lucha por tus hijos: Acude el domingo a las 12 a la Plaza de Colón

Dicen que esta es una sociedad adormecida. Digo que esta es una sociedad sin canales de participación.
Dicen que esta es una sociedad manipulada. Digo que hay mucha gente con espíritu crítico.
Dicen que esta es una sociedad sin iniciativa. Estáis demostrando que hay mucha gente con iniciativa, capaz de organizar una concentración sin presupuesto, con 0 euros.
Sí, esta es una sociedad, en parte, adormecida, manipulada y sin iniciativa. Sólo en parte.
El domingo a las 12 horas, en la Plaza de Colón, iniciamos, inicias tú, entre los pioneros, la rebelión de las clases medias.
Si estamos adormecidos, manipuladas y sin iniciativa, vamos a cambiar, porque ahora ya no nos expolian sólo a nosotros, sino que están endeudando de por vida a nuestros hijos.
Y por ahí no pasamos. Con nuestro dinero, ¡no!. Con el de nuestros hijos, menos. Con su futuro, ¡ni hablar!
Si te sientes cansado, si estás desbordado por la situación, acude a la Plaza de Colón, hazlo por los tuyos, hazlo por tus hijos.
Si has estado adormecido, es hora de que despiertes. Se lo debes a los tuyos, a tus hijos.
Si te has dejado llevar por el ambiente de cinismo, es hora de que recuperes el coraje y el orgullo. Se lo debes a los tuyos, a tus hijos.
Si has ido cediendo en otros tu responsabilidad, si has esperado que sean otros los que te resuelvan los problemas, es hora de que seas líder de ti mismo.
Acude a la Plaza de Colón, el domingo, a las 12, y di bien alto y con pleno convencimiento el grito de la rebelión:
‘Con mi dinero, ¡no’
‘Con el dinero de nuestros hijos, ¡no!’

jueves, 20 de noviembre de 2008

¡Venid de toda España!

Son muchas las noticias, los indicios, de que a la concentración del 23 de noviembre, a las 12 horas, en la Plaza de Colón, vendrá gente de muy diversos lugares de España: Bilbao, Barcelona, Valencia, Alicante, Valladolid, Murcia, Granada, Málaga, Sevilla...
Gracias. Tenéis más mérito, pues os es más costoso el viaje.
Nos han llamado para saber si montábamos autobuses. No. Nunca montaremos autobuses. Los montarán, en su caso, las organizaciones provinciales, cuando existan, cuando esté desarrollado la estructura de la Plataforma de las Clases Medias, que será pronto.
En ese sentido, os animo: ¡venid de toda España! Junto a la bandera de todos, en la Plaza de Colón. La próxima concentración la convocaremos en, al menos, todas las capitales de provincia y necesitamos activistas para ello, para extender la Plataforma y la conciencia social de la expoliación de las clases medias y de la necesidad imperiosa de la rebelión.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Con mi dinero, ¡no!

El lema de la concentración de la Plataforma de las Clases Medias del 23 de noviembre, a las 12 horas, en la Plaza de Colón, es “Con mi dinero, ¡no!”.
No es ningún mensaje economicista, sino la defensa del último reducto de la libertad que es la propiedad. La defensa a ultranza del futuro de nuestros hijos que está siendo hurtado y comprometido.
La seguridad y la confianza de nuestras familias; nuestra capacidad de ahorro y de inversión; nuestra disposición a ser virtuosos como nos venga en gana; a apoyar a tal asociación benéfica o a la Iglesia.
“Con mi dinero, ¡no!”, para que no ataquen a nuestros principios y nuestras convicciones con nuestro dinero.
Para que no perpetren la degeneración de la democracia de las redes clientelares del pilla-pilla presupuestario.
Para que no nos escupan a nuestra cara como Teddy Bautista: ‘paga y aguanta’.
Para que no se rían de nosotros, con nuestro dinero.
Para que no nos lleven a la ruina y a la servidumbre, mientras se financian con nuestro dinero.
“Con mi dinero, ¡no!” es ir a cortar los suministros de los expoliadores.
Cuando eso suceda, nos tratarán con respeto y nosotros a ellos porque tendrán un trabajo digno y no vivirán del cuento; harán obras de arte o buenos entretenimientos, y no bazofias subvencionadas.
“Con mi dinero, ¡no!” es romper las cadenas de la esclavitud fiscal a la que nos han ido sometiendo y que ha llevado al colapso del sistema.
Porque es tiempo de combate, el 23 de noviembre, a las 12 horas, en la Plaza de Colón: “Con mi dinero, ¡no!”

lunes, 17 de noviembre de 2008

23 Noviembre: Inicio de la rebelión de las clases medias

Entramos en la semana decisiva para la concentración. El próximo domingo, tú y yo, tenemos una cita en la Plaza de Colón, a las 12 horas.
Es el inicio de la rebelión de las clases medias.
Nuestro éxito ya es haberla convocado. Haber tenido la audacia y la responsabilidad de hacerlo. Haber contado, para ello, con tu apoyo y con tu energía.
Lo demás vendrá por añadidura.
No podemos permanecer callados mientras nos expolian, mientras nos llevan a la ruina y a la servidumbre.
Hemos estado demasiado tiempo esperando que nos resolvieran los problemas y no han hecho más que complicarnos la vida. Ha llegado el momento de que empecemos a resolverlos por nosotros mismos y a complicarles la vida a ellos, para que despabilen.
No podemos permanecer callados mientras comprometen el futuro de nuestros familias y de nuestros hijos. Eso sería de gente desnaturalizada.
Somos de ese tipo de gente, moderada y tranquila, que sólo reacciona cuando ponen en riesgo su supervivencia y la de los suyos, pero entonces no paramos hasta llegar hasta el final.
No podemos permanecer callados mientras vemos el despilfarro ofensivo de la casta parasitaria, al tiempo que se pone en peligro la salud y la seguridad de los españoles.
No podemos permanecer callados cuando nos someten a una presión fiscal propia de somos siervos.
No somos siervos, somos hombres y mujeres libres. Y vamos a luchar por nuestra libertad y por el futuro de nuestros hijos.
El domingo 23 de noviembre en la Plaza de Colón, a las 12 horas, es un hito en la rebelión de las clases medias, es el punto de salida.
Vamos a ser constantes. Nuestras ideas se difunden. Cada vez encuentran más eco. Nosotros tenemos soluciones. Nosotros somos la solución, porque la solución sólo está en una sociedad civil dispuesta y movilizada, con masa crítica, y nosotros somos sociedad civil.
Hay que reducir gasto absurdo, hay que cerrar ministerios, hay que desarmortizar edificios públicos, hay que liberalizar suelo, hay que bajar impuestos.
Entramos en la semana decisiva: ya sólo faltan seis días para que nos reunamos en Colón.
Si hemos de cortar los suministros a la casta parasitaria se los cortaremos.
Somos la vanguardia de un movimiento amplio, mundial, de una oleada de regeneración.
Quedan seis días para difundir la convocatoria, para invitar a familiares, amigos y compañeros de trabajo.
Vamos a pecho descubierto, con muy pocos medios, pero con convicciones firmes y claridad de ideas. Nos vemos en Colón el domingo. Pásalo.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Concentración el 23 de noviembre en la Plaza de Colón a las 12 horas

El despilfarro de la casta parasitaria en que han devenido lospolíticos en España escandaliza. Es lógico. Es justo. El sueldoretroactivo puesto por el conseller Huguet, el que cobra elexconseller Carretero desde hace dos años en un hospital que no se hacomenzado a construir, las embajadas de la Generalitat Catalana, lostrescientos mil euros del despacho de Ibarra, los 54 mil eurosgastados por De la Vega en cortinas y tapizados, los 42 millones deeuros que la muy deficitaria Canal Sur ha dado a productoras afines alpoder, las más embajadas del Ayuntamiento de Barcelona que abre enShangai, los viajes a gogó de la directora de análisis de la CMT, losvacíos continuos en el Congreso de los Diputados, los audis de lapresidenta de las Cortes Valencianas, los cuatro coches de Touriño,los tres millones de euros gastados en un despacho que ni siquierautiliza. Todo esto es gravísimo. Cada uno de esos euros despilfarradossalen de los contribuyentes. Nos los quitan a nosotros y a nuestroshijos.Pero todo eso es mucho menos que la punta del iceberg de unaexpoliación continua perpetrada por la casta parasitaria, por lossindicatos con trescientos mil liberados y viviendo del Presupuesto,con los cinepastas, con los ecopacifistas de la subvención, con lospers que pueblan la piel de toro, con el pilla-pilla presupuestario,el gravoso juego de moda.Mientras tanto, el paro crece sin cesar, no hay dinero para medicinas,no hay dinero para el 091 de la Policía. El edificio de la sociedadabierta se viene abajo porque no puede sostener tanta mano muerta.Hay que despertar antes de que se nos venga encima por completo.Empezamos la rebelión el 23 de noviembre, a las 12 horas, en la Plazade Colón.No puedes faltar.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Cuando no hay dinero para medicamentos, hay que acabar con el despilfarro y el expolio

He venido diciendo que, si no se corrige el rumbo con urgencia, si no se reduce de manera drástica el gasto público, si no se pone coto y se licencia a la casta parasitaria, llegará un día, más pronto que tarde, en que los hospitales estarán cerrados, no abrirán los colegios y no habrá dinero para pagar los subsidios de desempleo y las pensiones.
Es preciso desamortizar edificios, cortar subvenciones para quienes no lo necesitan, echar asesores, vender coches oficiales o dárselos a la Policía, antes de que el hambre empiece a extenderse.
¿Exagero? No. Estoy cansado de acertar en las previsiones. ¿Soy catastrofista? No, lo que es una catástrofe es la casta parasitaria que nos expolia y nos depreda.
Digo y sostengo que se viene abajo el Estado de bienestar por esta ineficiente casta parasitaria (no hay eres, que se sepa, en ningún partido) y las redes clientelares de manos muertas que alimentan, con nuestros impuestos. Nos llevan a la ruina y a la extinción como sociedad abierta. ¿Exagero? Según publica lanacion.es, y me parece no ya la noticia del día, sino del año, se ha acabado el dinero para medicamentos en la Comunidad de Madrid. El Colegio de Farmacéuticos de Madrid ha enviado una circular a las farmacias avisándolas de que los presupuestos de la Consejería de Sanidad destinados al pago de los medicamentos con receta médica están prácticamente agotados.
Leer más en lasclasesmedias.blogspot.com

Sobre la votación en torno a la concentración del 23 de noviembre

En primer lugar, agradecer a Javier Benegas que haya tenido la feliz ocurrencia de abrir la votación sobre la concentración del 23 de noviembre, a las 12 horas, en la Plaza Mayor. No es que den tranquilidad, es que emocionan los resultados.
Cuando escribo este comentario, 110 personas dicen que irán y 100 que lo harán acompañados. Una sencilla suma da la cifra de en torno a trescientas personas que sería un éxito impresionante.
Desde luego, mucho más allá de las primeras expectativas que, se crea o no, eran de un grupito de personas, de esos que se cuentan con los dedos de una o de las dos manos.
Hay todavía mucha gente que no se hace idea de a qué nos enfrentamos, y que no irá porque espera que otros abramos brecha. No pasa nada. No se lo vamos a afear. No todos han de tener el coraje de los primeros.
La concentración está siendo ya un salto de activismo. Vamos a ser un grupo de activistas, llenos de fuerza. Unos a otros nos vamos a dar fuerza.
Es lógico pensar que irá más gente de la que ha votado, porque quedan días, y cada uno puede hacer mucho para difundir la convocatoria. Me gustaría elogiar a Alberto Pertejo, que lo ha enviado a toda su lista de correos y que se está moviendo por todas partes, como el gran emprendedor que es. Hoy he almorzado con dos amigos y uno me ha dicho que irá con su familia. El otro, lástima, estará de viaje, pero está de acuerdo con los fines de la concentración.
Este comentario no tiene otra finalidad que mostrar mi entusiasmo por los datos de la encuesta. Ya irán millones cuando los convoquemos para revertir la situación y regenerar la democracia, pero los principios son los que más cuestan, y están yendo bien. Ánimo. No cejar.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Elogiosa crítica de Juan Manuel de Prada sobre 'Casta parasitaria' en ABC

Reproduzco la elogiosa crítica que sobre mi libro ‘Casta parasitaria’ ha publicado hoy Juan Manuel de Prada en ABC:

LA «ciudadanía» (así llama la casta de los parásitos al pueblo, convertido en rebaño sometido y pagano, en la doble acepción de la palabra) está un poco mohína con los dispendios que sus gobernantes se permiten, a la vez que hacen girar con alborozo el manubrio de la máquina de fabricar parados, engrasadita como una máquina de hacer chorizos. «A todo cerdo le llega su San Martín», escuché decir el otro día a un buen señor en un bar, soliviantado ante el despliegue faraónico de coches oficiales tuneados, exorbitantes facturas de luz palaciegas, despachitos reformados, pintarrajos barcelonianos y demás simpáticos expolios del erario público. Aquel buen señor tenía razón; pero ignoraba que el cerdo al que pronto le llegará la hora de la matanza era él mismo, y yo mismo, y con él y conmigo toda la muchedumbre tiranizada que subviene los gastos orgiásticos de esta casta parasitaria, erigida en «representación legítima de la ciudadanía», como suele decirse en la jerga de los sometidos.
Jerga que actúa como un ensalmo o abracadabra mágico, para que la «ciudadanía» cornuda y apaleada se consuele pensando que al menos estos parásitos no son tiranos fascistas, sino encarnaciones de la sacrosanta voluntad popular. A fin de cuentas, cuando una voluntad se entrega, ¿no es natural que sea violaba por todos los orificios? Cada pueblo tiene los gobernantes que se merece; y, desde luego, un pueblo convertido en esa papilla o engrudo llamado «ciudadanía» merece una casta de parásitos que les chupen la sangre y hasta el tuétano de los huesos. Leo en estos días un panfleto guerrillero y vitriólico escrito por Enrique de Diego, «Casta parasitaria» (Rambla Ediciones), en el que se traza un cuadro demoledor de una clase política instalada en el perpetuo saqueo del presupuesto público. En el origen de esta casta se halla el régimen administrativo nefando del llamado «Estado autonómico», que facilita la hipertrofia burocrática; también el sistema de listas cerradas y bloqueadas, que permite a los partidos colocar a amiguetes y demás ralea; y, sobre todo, la entronización del parásito, ese individuo amamantado en las estructuras de partido que ha hecho de la política un goloso botín cuyo saqueo está dispuesto a convertir en oficio vitalicio.
Enrique de Diego nos proporciona en su panfleto la etopeya pavorosa de este espécimen, caracterizado por su arrebatadora mediocridad, su desprejuiciada vocación aduladora y su sometimiento a las consignas partidarias. Gentecilla que a los dieciséis años se afilia a las Juventudes de su partido, sin otro propósito que el medro; gentecilla ignara a la que no se conoce mérito ni habilidad alguna; gentecilla que jamás ha arriesgado su peculio en la fundación de una empresa, que jamás ha forzado las neuronas que no tiene en el estudio de una profesión liberal, que jamás ha tenido que buscarse la vida en un oficio manual; gentecilla que, incluso, «mamó la política desde la cuna», esto es, que creció en una casa donde los papás ya formaban parte de la casta y modelaron al vástago para que algún día los sucediera en el disfrute de los mismos privilegios, según los más estrictos códigos de la mamandurria hereditaria; gentecilla analfabeta, prepotente y resentida (porque nadie acumula tanto resentimiento como el inútil que aspira a vivir a costa de quienes han triunfado mediante el esfuerzo y el sacrificio) que un día cualquiera -después de lamer concienzudamente el culo a los capitostes de su partido- es elegida para engrosar tal o cual candidatura municipal o parlamentaria, para ocupar tal o cual consejería o secretaría o ministerio. Las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan sabrán poner nombres a la gentecilla que compone esta casta parasitaria: han vivido tan alejados de la vida verdadera que no saben ni lo que cuesta un café; y, cuando alcanzan las responsabilidades que fatuamente pretenden, llevan al extremo la parodia clásica del político que crea el problema para después ofrecerse como solución. Enrique de Diego los caracteriza a la perfección en su panfleto; y nosotros los sufrimos a diario. Son saqueadores profesionales que se pulen en vicios el dinero que a otros les costó reunir porque ellos jamás han tenido que ganarse el pan con el sudor de su frente. Son los «representantes legítimos de la ciudadanía»; y nosotros los resignados cerdos que les aseguran la pitanza.
www.juanmanueldeprada.com

domingo, 9 de noviembre de 2008

Pedro Jota y 'El Mundo' perdieron toda credibilidad con el 11-M

La fuerte crisis que viene padeciendo 'El Mundo' tiene una lógica consecuencia en la crisis general de los medios escritos, pero el hecho de que la suya sea especialmente acusada, con fuerte descenso de las ventas, exige una explicación concreta para su caso. La más evidente que Pedro Jota y el diario 'El Mundo' perdieron toda su credibilidad al acusar a la Policía Nacional y a los servicios de información de ser los organizadores de la masacre de Atocha y al asegurar a sus lectores que descubrirían un segundo GAL detrás de ese atentado. Es notorio que se trató de una sostenida mentira y manipulación, que no ha conducido a nada, y que ha hecho que mucha gente se haya sentido literalmente estafada. Ha sido, sin duda, en colaboración con cierta radio en descrédito, el mejor apoyo que podía recibir Zapatero y el PSOE y, desde luego, fue muy notorio que la conspiranoia del 11-M fue una de las armas que utilizó Zapatero, por no haber sabido Rajoy cortar a tiempo ese desfonde moral de algunos de sus colaboradores. En relación con 'El Mundo', es chocante y llamativo que el periodista que se inventó los 'agujeros del 11-M' no firme ya nunca. El descrédito de tan descomunal patraña, que ya no sigue el citado diario, a pesar de sus promesas, y de nauseabundas acciones periodísticas como la entrevista hagiográfica y laudatoria al vendedor de la dinamita, y de su defensa a ultranza de Zougham, ha afectado a otras muchas cuestiones, algunas de ellas sensatas, porque nada hay peor para una buena causa que un mal abogado. Es lamentable que un pequeño grupito de gente ande todavía colgado y dando la matraca, cuando el diario ultrasensacionalista 'El Mundo' ya no da una sola línea sobre el 11-M.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Esquerra y su fábrica de chorizos

En el sistema de casta parasitaria en que ha degenerado la clase política; sistema basado en la expoliación de las clases medias; la casta parasitaria nacionalista es especialmente depredadora, puesto que se concede a sí misma impunidad y ausencia de límites, al entender que es depositaria de la pureza de la identidad, que ha de ser impuesta al contribuyente. Este es llevado a la ruina al tiempo que se le denigra por tibio o resistente.
El despilfarro de la casta parasitaria que está empezando a indignar sobremanera a los expoliados miembros de las clases medias no es otra cosa que la desviación de un sistema basado en la expoliación; es la degeneración aristocrática de la casta, los vicios de quien se han acostumbrado al expolio. Pero el escándalo está en el expolio, el despilfarro va por añadidura.
Una casta o minicasta especialmente depredadora es Esquerra Republicana. No es la excepción, sino la regla, aunque, en su caso, llevada al extremo.
Leer más: lasclasesmedias.blogspot.com

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Obama o el triunfo de lo políticamente correcto

Triunfo esperado de Obama, abrumador en compromisarios (338 por 157 para McCain), más ajustado que la tendencia de las encuestas en lo relativo a voto popular (52 frente a 48). Triunfo de lo políticamente correcto y del sentimentalismo vacuo, con palabras mantra como cambio, que siempre puede ser a mejor o a peor. De llevarse a cabo el programa contradictorio con el que se ha presentado a las elecciones, el cambio será notoriamente a peor. Las propuestas de Obama, llenas de contenido genérico y a veces pseudoreligioso, empeorarían la crisis financiera en vez de resolverla.
Triunfo de lo políticamente correcto, que Obama ha representado en estado puro. Es la segunda vez que llega a la Presidencia, en los últimos tiempos, un político del ala izquierda del partido demócrata. El precedente es Jimmy Carter, también ganador de la Casa Blanca en un tiempo de crisis y confusión de valores.
Apuesta muy firme y persistente por Obama de los grandes medios de comunicación que, por ejemplo, se han empleado en desacreditar a Sarah Pallin.
Criterio favorable a la idea de cambio y a las imágenes emocionales: cambio, el primer presidente negro. Dominio de la imagen y lo mediático sobre la racionalidad.
En el caso de John McCain, que presentaba un programa coherente de reducción del gasto público y un discurso sólido en política internacional, la experiencia se ha terminado identificando con ancianidad.
De todas formas, Bush, en buena medida, le ha dado el triunfo a Obama. El discurso de reducción del gasto público, clave en los mensajes de McCain, ha quedado desacreditado por la intervención expoliadora.
Decía Churchill, que las naciones se salvan porque los políticos no llevan a cabo sus programas. El de Obama roza la cuadratura del círculo y de llevarse a cabo sería negativo para la economía de Estados Unidos y también, obviamente, para el resto del planeta. Lo destacable son sus contradicciones, como si intentara contentar a todos. Obama es partidario de fortalecer el dólar, corrigiendo la línea sostenida por la Reserva Federal de dinero fácil.
Ha prometido no subir los impuestos a aquellas familias que ganen menos de 250.000 dólares al año. A ellos, sumaría recortes fiscales a las clases medias o a aquellos cuyo sueldo anual no sobrepase los 150.000 dólares al año. Al tiempo, pretende acabar con los beneficios impositivos con los que actualmente cuentan aquellas familias que ganan más de 250.000 dólares anuales.
Estas bajadas de impuestos se compadecen mal con el aumento del gasto público que Obama propone. Propugna un plan de pensiones universal y de un sistema sanitario para todos, universal y gratuito, a la europea. También propugna incrementar los subsidios de desempleo. La pregunta es de dónde va a sacar el dinero.
Reducir impuestos y aumentar el gasto convierte en imposible cuadrarmínimamente las cuentas, lo que se traduciría en un aumento del déficit público, ya muy elevado, y en un ulterior factura fiscal que dañaría a la economía y provocaría paro. Estados Unidos se vería abocado a entrar en la espiral de males que aquejan a Europa.
Con Obama, y a la espera de rectificaciones, Estados Unidos no es una referencia. No deja de serlo, propiamente, porque Bush ha sido un manirroto que no ha hecho otra cosa que aumentar el gasto.
Además, Obama se opone, por cuestiones medioambientales, a explotar los ricos yacimientos que permanecen en el subsuelo marino de Florida y Alaska, apostando por las gravosas energías alternativas, eólica y solar, tan del agrado de la mentalidad políticamente correcta, pero que de poco sirven a la hora de evitar la dependencia energética o reducir los costes de la energía.
En política internacional, a semejanza de Zapatero, Obama se muestra candorosamente partidario de los supuestos efectos taumatúrgicos del diálogo como vía para resolver los conflictos, contra la experiencia histórica de lo nefasto de pretender apaciguar a dictadores y tiranos. Obama no excluye a nadie de esa supuesta capacidad de persuasión, incluido el presidente de Irán, al que se cree capaz de convencer que paralice su programa atómico.
Mientras propugna la salida de Irak, poniéndole fecha (16 meses), lo cual es un error estratégico evidente, se muestra partidario de centrarse en Afganistán, y en algunos de los debates ha planteado la posibilidad de trasladar el conflicto más allá de la frontera de Pakistán, lo cual es cuanto menos seriamente peligroso.
Aunque Obama ha acertado en centrar buena parte de su campaña en las clases medias, sus medidas, como un supuesto ‘plan de rescate de la clase media’, que la introduciría en la paralizante cultura de la subvención, puede decirse que su programa es contraproducente para las clases medias norteamericanas.
En lo relativo al derecho a la vida, es partidario de convertir el aborto en un derecho durante los nueve meses, entre otras cosas porque ha recibido fuerte financiación del lobby proabortista.

martes, 4 de noviembre de 2008

Crítica de 'Casta parasitaria' en Elsemanaldigital.com

Enrique de Diego denuncia a la clase política como "casta parasitaria"
Carmelo López-Arias
La nueva obra-revulsivo del director de "A Fondo" en Radio Intereconomía destaca que el mal se gestó durante la Transición y ahora hay demasiados intereses creados que impiden ponerle coto.
31 de octubre de 2008

Enrique de Diego. Casta parasitaria. La Transición como desastre nacional. Rambla. Madrid, 2008. 144 pp. 8,90 €

En los últimos meses hemos venido dando cuenta a los lectores de El Semanal Digital de las iniciativas de nuestro colaborador Enrique de Diego para lograr una rebelión de las clases medias contra las imposiciones de unas Administraciones Públicas gigantes, caras, invasoras, ideologizadas y -por si les faltaran virtudes- ajenas cuando no contrarias a la continuidad histórica de la nación española.Son ya varios los libros consagrados por De Diego a esta tarea: El manifiesto de las clases medias, Mieluristas: los nuevos pobres, Crisis planetaria: la quiebra del Estado de bienestar y, recién aparecido, Casta parasitaria. La Transición como desastre nacional (Rambla). Todos ellos textos claros, contundentes en la argumentación y coherentes en exigir que el Estado deje de sangrar a la población con el pretexto de prestarle servicios que suelen ser caros y poco eficientes, al tiempo que detrae cantidades sustanciosas del esfuerzo ciudadano para subvencionar un establishment cultural de paniaguados que se autoerigen en conciencia moral de los demás para causas tan variopintas como la guerra de Irak o el canon digital.En Casta parasitaria De Diego afronta un problema de la España actual y estudia sus orígenes. Nos referimos a la creciente profesionalización, endogamia y hasta transmisión familiar del poder político por obra y gracia de los partidos. Es el ascenso de los apparatchik, gentes que desde su más temprana juventud no han conocido otra cosa que la disciplina de partido y el juego de batallas internas para ir ascendiendo en su jerarquía, y que sin apenas conocer la vida real de sus conciudadanos ni haber compartido jamás sus preocupaciones, han vivido siempre de las arcas públicas.Como ejemplos paradigmáticos –aunque no únicos, por desgracia, ni exclusivos del PSOE- escoge nuestro autor a la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, y a la secretaria de Organización socialista, Leire Pajín, procedentes de familias ya bien situadas en el aparato del poder, y que saben desde su juventud lo que es cobrar directa o indirectamente del Presupuesto, hasta lograr con insólita bisoñez un poder inmenso.La Transición, desmitificadaPero el problema no está en las personas, sino en el sistema político, y por eso habla De Diego, sin que resulte tremendista, de la Transición como "desastre nacional". Considera que dicho periodo que pilotó Adolfo Suárez fue un éxito en el corto plazo en cuanto a sus objetivos perentorios: el paso del régimen de Franco a la democracia y la aceptación de la monarquía por parte de la izquierda. Pero considera que se ha mitificado lo que fueron unos años de puro pragmatismo. Y así, por ejemplo, cuestiona en una ingeniosa argumentación el famoso y "generoso" harakiri de las últimas Cortes orgánicas, muchos de cuyos procuradores, con buen instinto de supervivencia, mantuvieron tras su teórico suicidio una larga carrera política en los nuevos partidos.Lo peor de la Transición, señala, fue que generó una extensa clase política, multiplicada enseguida por 17 con el proceso autonómico, hasta crear "un Estado-botín de las burocracias de los partidos" (la frase es de Pablo Castellano), que cuesta sesenta veces más, señala De Diego, que el de 1975.Esa clase política se ha convertido en clase parasitaria porque el sistema de listas cerradas y bloqueadas bloquea el ascenso del mérito en beneficio de la mediocridad y convierte la política en una vulgar aspiración a vivir siempre con un cargo público –el que sea- alimentando el bolsillo.Con un problema nacional añadido: en la Transición se cedió lo indecible a los nacionalistas existentes y se alimentó el fenómeno; y así recuerda De Diego la escasa implantación de los nacionalismos, salvo el vasco y el catalán, en 1977, y cómo el proceso los ha hecho florecer en otras regiones otorgando a sus dirigentes un poder caciquista local y un poder de chantaje a nivel nacional que condiciona la estructura misma del Estado. Como guinda del pastel, la ley d´Hont unida a la circunscripción provincial es el sistema perfecto para impedir que nazca un tercer partido nacional a modo de bisagra (ni CDS ni IU lo han conseguido), al tiempo que fortalece el poder de los partidos antinacionales. Para colmo, la clase parasitaria se blindó a sí misma al incorporar la ley electoral a la Constitución, y se blindó contra toda posible rectificación de los errores al dejar la Carta Magna plagada de ellos, ahora casi imposibles de modificar por su exigente sistema de reforma. El último tramo del libro lo consagra nuestro autor a denunciar cómo ni Felipe González ni José María Aznar utilizaron sus sólidas mayorías para regenerar el sistema.Es un gusto leer y comentar los libros de esta serie de De Diego: son obras muy sólidas en los principios, muy coherentes y claras en la exposición, y muy movilizadoras porque están escritas con pasión y –sobre todo- con razón, con mucha razón y muchas razones. La rebelión de las clases medias dispone de un buen clarín.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Extracto de 'Casta parasitaria'

Reproduzo un extracto del primer capítulo de mi libro “Casta parasitaria, la transición como desastre nacional” (Editorial Rambla). En este extracto se muestra como el PSOE está pasando de clase política a casta, a aristocracia política hereditaria:

El PSOE es quien ha avanzando más por esa senda inquietante y reaccionaria y quien, además, lo ha mostrado a la desarmada opinión pública con marcada entonación de ejemplaridad. El desfonde hacia la casta -exige pureza de sangre y genes partidarios, implica selección eugenésica y tiende a convertir la política en club selecto y excluyente- es muy notorio en Leire Pajín Iraola, rutilante secretaria de organización, número tres del PSOE, y en la ministra de igualdad, Bibiana Aido Almagro.
Ambas han sido presentadas como apuestas presidenciales por una nueva raza de políticos. Se han vendido a la sociedad –en la tendencia al márketing de bajos vuelos que se enseñorea de la escena y a la que Zapatero tiene una afición tan insustancial como compulsiva- como personas hechas a sí mismas, representantes destacadas de su generación.
Incluso ellas mismas parecen haber interiorizado el mensaje. La joven ministra Bibiana Aido se ha definido como una luchadora y una persona tenaz. En realidad, se trata de dos pésimos ejemplos de degradación partidaria. En un rasgo de sinceridad, Leire Pajín declaró, en una entrevista radiofónica, que había “mamado la política en casa”.
Antes de desentrañar los curriculums de los supuestos modelos de la juventud española, y en realidad del paso de clase a casta política que se ha iniciado, es preciso reconocer que resulta normal que los hijos de políticos sientan un mayor interés por la política, como muchos hijos de médicos, de abogados, de electricistas, de agricultores o de cualquier otra profesión, siguen los pasos de sus progenitores.
Obviemos, por un momento, que la política no puede ser una profesión, pues la democracia implica el rito electoral en tiempos tasados y la aversión, por ende, a lo vitalicio. En las democracias, por esa lógica de mimetismo familiar, puesto que los hijos no están privados de derechos para seguir los pasos de sus padres, existen sagas. Dos muy notorias en los Estados Unidos son las de los Bush, que ha dado dos presidentes, y la de los Kennedy, que pudo haberlos dado. Pero en esas sagas, quienes asumen el relevo han tenido una intensa actividad en la empresa privada antes de optar a los cargos públicos, amén de la oportuna medida legislativa de limitar a dos los mandatos presidenciales. Los Nehru, en la India, o los Buto, en Pakistán, son otras notorias sagas políticas.

Leire y Bibiana, vidas paralelas

En los dos pésimos ejemplos, frente a la ingenua pretensión presidencial de modelos a imitar, estamos ante la endogamia llevada al extremo: vidas y carreras desarrolladas prácticamente en exclusiva dentro del ámbito partidario. Han ‘mamado’ la política en casa y no han conocido otros ambientes profesionales que los de las luchas internas del partido, las influencias y el poder de las ‘familias’ y los cargos públicos. Lejos de ser personas que se han hecho a sí mismas, podría decirse que nacieron predestinadas para la nómina pública. Ambas forman parte de una aristocracia partidario-burocrática.
Lo peor que se puede decir de Leire Pajín es la descripción hecha por un compañero de la Facultad de Sociología de la Universidad de Alicante. “tiene una dilatada experiencia política”. Tener una dilatada experiencia política a los 32 años es un récord, una peculiaridad española, un mal de nuestra democracia, una degeneración en casta.
Leire Pajín es hija de José María Pajín, exsecretario general del PSOE de Benidorm, exconcejal y asesor de la Subdelegación del Gobierno en Alicante, cabeza de uno de los clanes del deteriorado partido socialista en Alicante. Su madre ha sido también funcionaria del partido. Así que Leire, nacida en San Sebastián el 16 de septiembre de 1976, se afilió pronto a las juventudes socialistas y mientras cursaba la Licenciatura en Sociología militó y presidió en la asociación socialista Campus Jove y fue miembro, entre 1995 y 1999, del Claustro y de la Junta de Facultad de Económicas y Sociología de la Universidad de Alicante, uno de esos reductos, como tantas otras universidades españolas, donde se diría que Muro de Berlín aún no ha caído.
En su etapa universitaria, de todas formas, se la recuerda con un perfil más bajo que otro joven socialista, diputado en la actualidad, Erick Campos, al que profesa uno de esos enconados odios que sólo se dan entre miembros del mismo partido.
La primera vez que destacó en política la actual número tres del PSOE fue en las primarias convocadas por Joaquín Almunia. Leire Pajín apostó por el que, a la postre, resultaría ganador. Josep Borrell. La dimisión ulterior del político catalán hizo que sus seguidores, como Leire, terminaran recalando entre los apoyos a la ‘nueva vía’ de José Luis Rodríguez Zapatero.
Las crisis que, en aquellos tiempos, pasó el partido socialista, muy intensas en el PSOE de la Comunidad Valenciana, y de las que aún no ha salido, pues nada encrespa más el debate en los partidos-empresa actuales que perder el poder (autonómico, en este caso) llevó a la creación de una gestora y a la necesidad de pactos internos entre las familias y grupos de poder que permitieran la elaboración de las listas. El socialismo de Benidorm “colocó” a Leire Pajín. Fue clave la influencia de su padre y el respaldo de Ciprià Ciscar, entonces secretario de organización del PSOE. Con 23 años, nada más salir de la Universidad con la licenciatura en Sociología, accedió a su primer puesto público: diputada (la más joven) en el Congreso.
Desde ahí comenzó su exitosa carrera política: secretaria de de relaciones con las OPNGs y Movimientos Sociales, en el 35 Congreso, celebrado en julio de 2000, secretaria de Estado de Cooperación Internacional, nombrada el 19 de abril de 2004, y el último ascenso en la jerarquía partidaria, secretaria de organización en el 36 Congreso, en julio de 2008.
Leire Pajín y Bibiana Aido son vidas paralelas. Nacidas con un puesto bajo el brazo. La de la ministra de igualdad resulta aún más significativa, pues a su pertenencia a una casta se une la pulsión de dominio inherente a las aristocracias: su execrable Ministerio, prototalitario, esconde una voluntad declarada de intervención en el interior de las empresas y en los hogares. Basta leer el programa electoral del partido socialista para percibir ensoñaciones estalinistas en nombre de la ideología de género, que Zapatero ha elegido como sublimación de su mediocridad, como proyecto holístico (de objetivo finalista) e historicista de cambio social.
El perfectamente prescindible Ministerio tendría como finalidad la coordinación de un entramado de comisarios políticos –instalados en la Inspección de Trabajo: los socialistas tienden por instinto a aumentar la nómina de funcionarios ‘suyos’- expandidos por las diversas instancias de la Administración, con amplia capacidad de control sobre las empresas, incluidos los consejos de Administración, así como la imposición de censores en los medios de comunicación estatales –esos cuyos déficit pagan las expoliadas clases medias- y los privados, para velar por el contenido de las informaciones, para expurgarlas de cualquier atisbo de los nuevos pecados ‘progres’.
Además contempla la elaboración, respecto al interior de los hogares, de un programa de reparto de los tiempos y el impulso de ‘buenas prácticas’, concepto genérico que daría pie a cualquier intromisión. Es posible –no sería lo peor- que todo quede en el despilfarro de dinero público en las consabidas campañas de concienciación.
Bibiana Aido no es la fundadora de Apel o de Microsoft. No ha montado un imperio desde el garaje de su casa. Es la hija del alcalde de Alcalá de los Gazules, cabeza del ‘clan de los Gazules’, Francisco Aido, uno de los más peso e influencia en el socialismo andaluz. El padre de la ministra es uno de los catorce asesores socialistas de la Diputación Provincial de Cádiz. En agosto de 2008, en plena crisis económica, gozó de una subida de sueldo de 3.100 euros. En calidad de director de gabinete cobra 65.000 euros al año.
Su hija, Bibiana, nacida en la mencionada localidad de Alcalá de los Gazules, el 2 de febrero de 1977, ingresó a los dieciséis años en las Juventudes Socialistas. Es licenciada en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad de Cádiz y, por convenio de doble titulación, en International Business Administration por la poco prestigiosa Universidad de Northumbria en Newcastele (Reino Unido). Después de prácticas en Unicaja y Caja San Fernando (las cajas, por lo claro, son aparatos políticos), pasó a ser, el año 2003, Delegada provincial de la Consejería de Cultura de la Junta andaluz en Cádiz. En el 2006, fue nombrada Directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco. Que exista un organismo de ese tipo indica el nivel de despilfarro autonómico, una de las causas inequívocas de la crisis económica, pues los pesebres han crecido como hongos en otoño, ya la aristocracia partidaria en trance de consolidación precisa de predios cada vez más amplios donde colocarse y hacer su rodaje de palmeros. Bibiana tiene su estilo propio. Para la sede de su Ministerio pidió de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones –vacía desde su traslado a Barcelona- en la calle Alcalá, y donde cuenta con su propio espacio para la meditación. Se trata de un jardín de estilo Zen, creado según unas directrices especiales, para relajarse sin distracción y en armonía con el entorno. Los ciudadanos no pueden permitirse tales cursiladas. Basta tienen con pagar impuestos para que la ministra pueda relajarse a costa de todos.
Frente a la propaganda gubernamental, ni lo más mínimo sugiere en las trayectorias de Leire Pajín y Bibiana Aido nada parecido a la tenacidad o la lucha –fuera de la partidaria. Más bien se diría que la vida les ha sido fácil, en contraste con el resto de su generación que ha de abrirse paso en ese mal vivir al día del mileurismo. Son hijas de..., nacidas con un puesto bajo el brazo, que han ‘mamado’ la política en casa, beneficiarias de influencias familiares, herederas de casa bien... política.
En la treintena están ya en la cima y lo mejor y lo peor que se puede decir de ellas es que tienen una dilatada experiencia política: de la cuna al cargo público.
He ahí los pésimos ejemplos que ofrece José Luis Rodríguez Zapatero, quintaesencia del político profesional. Su curriculum indica unas clases de Derecho Político como profesor asociado en la Facultad de Derecho de la Universidad de León y su inmediata entrada en la política. Durante todo el felipismo, Zapatero perteneció a ese tercio del grupo parlamentario que se espera que no moleste y no se ausente en las votaciones.
Accedió a la secretaría general en el 35 Congreso, el 22 de julio de 2000, por 414 votos (el 41,69%) frente a José Bono, que obtuvo 405 (el 40,799, sin que sus doce años previos de diputado dejaran constancia de intervenciones destacadas. El mundo de Zapatero se había reducido a los congresos del partido y al café de las Cortes. La anécdota de desconocer el precio real del café y situarlo en el subvencionado de la Carrera de San Jerónimo es, en cuanto categoría, pista de una de las perversiones del político profesional: el desconocimiento de la realidad fuera de los muros de su mundo endogámico.

El instinto de supervivencia del político profesional

Volveré más adelante sobre el error Zapatero, aunque ya adelanto que es más el efecto que la causa de nuestros males, aunque siempre se muestra voluntarioso para agravarlos. Ahora toca reseñar algunas de las características perversas de ese azote de las democracias que es el biotipo del político profesional.
La profesionalización de la política hace que se desarrolle sobremanera el instinto de supervivencia. No es baladí insistir en que resulta contra natura democrática la tendencia vitalicia que la dedicación a la res publica. Es preciso, dada la lógica perversa y aplastante de las listas cerradas y bloqueadas, potenciar ciertas maneras de adulación y servilismo; anular, en todo lo posible, el espíritu crítico.