domingo, 15 de junio de 2008

'Crisis planetaria', crítica en Estados Unidos

Reproduzco la reseña publicada en democraciaparticipativa.net, web de la Fundación del mismo nombre, sita en Miami:

Crisis Planetaria: la quiebra del Estado de Bienestar
Título: Crisis planetariaSubtítulo: La quiebra del estado de bienestarAutor/a: Diego Villagrán, Enrique deISBN: 978-84-936130-2-0Editorial: Rambla Media Ediciones, S.L.Precio: 8.50 €
Esta obra de apenas 103 páginas la puede leer con facilidad cualquier lego en cuestiones económicas. No es un estudio a profundidad del tema que desarrolla sino un ensayo que apela al sentido común con un estilo periodístico que mantiene el interés del lector y debe despertar en el investigador y el estudioso la inquietud necesaria para desarrollar la hipótesis que aquí se plantea.
Enfoca sin ambages la actual crisis económica mundial, dando la voz de alerta con una controversial hipótesis de que se trata de un problema básico de sistema y/o de modelo socioeconómico. Es también una apasionada protesta contra la "degeneración perversa de la democracia que puede causar daños irreparables a la libertad" y contra las clases políticas que entronizan maquinarias burocráticas y métodos populistas que están desmembrando al sector más productivo y emprendedor de la sociedad moderna: la clase media.
De hecho, este libro es una secuela de otro anterior del mismo autor, titulado "El Manifiesto de las Clases Medias". Pero en esta "Crisis Planetaria" que reseñamos se corrobora precisamente el calvario de las clases medias como señal precursora del "fin del estado de bienestar", ese “welfare State” que han propugnado durante más de medio siglo muchas naciones democráticas mediante un intervencionismo y un centralismo de Estado ya atrofiado que ha desvirtuado los parámetros originales de la democracia. Los gastos implícitos y explícitos de estas políticas y sus consecuencias han abatido la capacidad de progreso y crecimiento económico que se nutría fundamentalmente del emprendimiento y capacidad de las clases medias. Por eso afirma que "una de las lecciones que es preciso aprender a la carrera es que son necesarias menos instituciones burocráticas" porque éstas se transforman en la práctica en monstruosidades presupuestarias.
He aquí un extracto autorizado del primer capítulo de "Crisis Planetaria":
“Porque esta no es una crisis coyuntural, ni estructural, sino de modelo, no tiene salida. El modelo como tal está quebrado, y a lo que asistimos es a los primeros estadios de una crisis que va a obligar a replantearse las mismas bases del modelo llamado de Estado de bienestar, y que no es otra cosa que una fórmula de expoliación sistemática de las clases medias.
En la medida en que el sistema prebendario actual, con impúdica compraventa de votos y mantenimientos a través de los Presupuestos de numerosos lobbys de manos muertas, pretenda solucionar la crisis, la empeorará. De hecho, por lo que estamos viendo, esa es la pulsión instintiva del sistema. La propensión no es a desmantelar Estado, a liberalizar, a hacer que los amigos del poder dejen de vivir del cuento, sino todo lo contrario: a incrementar la presencia estatal en la vida de las personas, a regular más, y a intentar a cualquier precio –incluso el previsible de la corrupción- la salvación de las aristocracias parafiscales.
Los ciudadanos responsables y ahorradores han de trasvasar sus fondos a los derrochadores y la redistribución de la riqueza cada vez se entiende más como la depredación de las clases medias para satisfacer la codicia de los más ricos. El sistema se ha instalado en la mentira y la bola de nieve corre agravando la crisis futura. En vez de dejar ajustarse al mercado, ora bajo la negación, ora bajo el pánico de la nomenclatura política, las medidas tienden a empantanar la crisis hasta que los diques salten bajo la presión de la ineficiente intervención estatal.
Las medidas previstas por el Gobierno español para afrontar la crisis son para echarse las manos a la cabeza. En un keynesianismo fenecido, es el Gobierno el que, tras utilizar el tipex para maquillar las galopantes cifras del paro, se dispone a ser el impulsor del empleo. La gran receta es potenciar las Viviendas de Protección Oficial (VPO) e incrementar la gran obra pública. Ninguna de las dos resolverá nada respecto al empleo, sino que la primera notoriamente lo empeorará, pero servirá para que los amigos del poder puedan sobrevivir en tiempos de crisis, a costa de las empresas pequeñas y medianas y sin contactos políticos. Las VPO establecen una competencia desleal respecto a las viviendas libres, distorsionan el mercado y harán caer más y más rápido al sector inmobiliario.
La crisis no tiene salida dentro del modelo y los intentos de los Gobiernos para darle respuesta sin cuestionar las bases del modelo prebendario y de expoliación de las clases medias son una apuesta por el suicidio planetario. Lo peor que podría suceder es que Estados Unidos oscilara, como parece, y con la excusa de los tiempos electorales que corren, hacia el decadente modelo europeo, porque entonces no habría locomotora y todos pasarían a ser vagones en continua desaceleración hasta detener su marcha.
Lo curioso de la situación es que las poblaciones parecen exigir de sus Gobiernos que tomen medidas en la mala dirección y eso se considera democrático, y recurrente en tiempos electorales. Es cierto que, en buena medida, ese tipo de exigencias habitualmente son requeridas por los editorialistas de los medios de comunicación que, con frecuencia, forman parte del sistema. Pero también que las poblaciones están refrendando en las urnas, como la española, las estrategias de ocultación de sus Gobiernos y las propuestas de incremento de gasto público y reparto dadivoso, como ha sucedido en las recientes elecciones generales españolas."

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