jueves, 27 de marzo de 2008

Rajoy, patriota de los pies a la cabeza

Los grandes derrotados de las pasadas elecciones son los nacionalistas. El electorado ha mostrado su hartazgo hacia las ensoñaciones identitarias. Cuanto más radical es el nacionalismo más se le ha vuelto la espalda. Caso muy notorio el de Esquerra Republicana. Muy significativa la derrota del PNV, la pérdida de liderazgo, especialmente en su otrota pertinaz feudo de Vizcaya. A pesar de que nuestro sistema electoral prima a los nacionalistas, estos han perdido peso parlamentario a espuertas y no son decisivos para la gobernabilidad, por lo que no tienen sentido ni las provocaciones de los nacionalistas, el tiempo de las provocaciones ha pasado, ni tampoco las cesiones. La idea que el nacionalismo ha trasvasado votos hacia el PSOE es puramente especulativa, y carece de eficacia política. El hecho es que el 84% de los escaños representan opciones nacionales. No tendría sentido que el PP echara al PSOE en manos de los nacionalistas y en las cuestiones de Estado, realmente de Estado, los populares han de estar abiertos al pacto y a la abstención. Rajoy es un seguro de sentido común, frente a los fundamentalismo de algún cantamañanas radiofónico que ha llevado a la derecha al desastre y al ridículo. Rajoy es un hombre con una visión certera de las cuestiones de Estado y un patriota de los pies a la cabeza. Han de cesar las limitaciones a la libertad en la enseñanza y en ello se debe empeñar el PP plasmando la Ley del castellano que prometió en campaña electoral. No soy partidario de la devolución de competencias al Estado central, ni tan siquiera de las educativas. Soy partidario de transferir competencias a los ciudadanos, de que actúe la Alta Inspección del Estado, de una vez por todas, de que se ponga en marcha el cheque escolar para que sean los padres los que decidan en la educación de sus hijos. Son precisas nuevas soluciones y nuevas ideas frente a fulanismos y simplismos. El PP ha de actuar sin prisa pero sin pausa, ha de retornar a cordura sin hacer caso a los lobbys mediáticos de la derecha pagana que le llevaron a la histeria, a la crispación y al atolladero en la pasada legislatura. El PP ha de estar frente a los nacionalistas sin tener miedo a acercamientos al PSOE, desde la fortaleza, la claridad y la transparencia.

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