sábado, 10 de mayo de 2008

Eta mata con nuestros impuestos

De los expolios sufridos por las clases medias el más sangrante es el perpetrado por la banda terrorista ETA, pues los asesinados lo han sido con el dinero obtenido por la banda terrorista de los Presupuestos públicos. En el magnífico libro de Daniel Portero, “La trama civil de ETA”, publicado por Arcopress, se desentraña la obsesión de la banda terrorista por insertarse en el pilla-pilla presupuestario.
Desde que se puso en marcha la democracia, ETA percibió la degeneración prebendaria con la que nació el sistema de libertades y trató de aprovecharse con pulsión compulsiva. ETA no sólo ha vivido del chantaje y los secuestros, también del dinero de los contribuyentes, incluidos aquellos a los que ha asesinado o a los que ha forzado a emigrar. Resulta difícil encontrar algo más escandaloso e indignante.
El entramado empresarial generado por ETA ha recibido cuantiosas subvenciones del Gobierno vasco y de las Juntas generales. Ha llegado a monopolizar prácticamente las subvenciones destinadas a la enseñanza del euskera o ha conseguido que alguna de sus publicaciones fuera prácticamente financiada con fondos públicos. Hay que sumar todo lo obtenido del Parlamento vasco, del nacional y de los ayuntamientos.
Daniel Portero ha mostrado, de manera definitiva, prestando un gran servicio a la causa de la libertad, la importancia que para ETA tiene la trama civil; también ha mostrado, de manera indirecta, la ingenuidad suicida de un Estado de Derecho atenazado por complejos de culpa y la complicidad del conjunto del nacionalismo con los matones etarras.
ETA ha llevado, con frecuencia, la iniciativa y ello ha costado vidas y un paisaje de terror. Cuando el Estado de Derecho ha respondido, la banda terrorista ha tenido que ponerse a la defensiva, intentando salvar a la carrera su trama civil, mediante operaciones de maquillaje, que muchas veces no han pasado del cambio de nombre.
La banda terrorista sin su trama civil no es nada o casi nada, y en ese sentido se trata de un auténtico talón de Aquiles de ETA, contra el que el Estado de Derecho ha de golpear de continuo, sin treguas, ni negociaciones.
No se puede financiar el terrorismo con dinero público y en España se ha hecho, y se sigue haciendo. Pura estupidez. Locura suicida. Hay que cortar todas las fuentes de financiación a la banda, porque ETA es también una mafia.

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