jueves, 11 de septiembre de 2008

Despilfarro nacionalista: entre el sectarismo y el ridículo

Aitor nos sale por un ojo de la cara. El nacionalismo nos sale muy caro y no está dispuesto a la austeridad, ni en tiempos de crisis. Nacionalista y socialista es el de natural cordobés José Montilla. El presidente de la Generalitat catalana maneja un Presupuesto de 34.798 millones de euros, aunque los ejecuta poco y mal. Del Presupuesto de inversiones ejecutó el año pasado el 86%. En vivienda se queda en el 65% y en el 54% en infraestructuras.
El capítulo que más se ejecuta es el de gastos corrientes –90% de 1.244 millones de euros-, en donde se incluye el apartado de informes a los amigos del tripartito, con frecuencia liberados de los partidos, cineastas sin película, escritores sin libro, pero todos muy fervorosos de la política lingüística.
Montilla tampoco es cicatero con los medios de comunicación. Las ayudas públicas –esas que pagan los contribuyentes- a las empresas de prensa, radio, televisión e internet superaron los 17 millones de euros. El santo, la seña y la subvención se la llevan los medios afines a la Generalitat: Ediciones Primera Plana, editora de ‘El Periódico de Cataluña’ recibió 14,3 millones de euros, el deportivo Sport, también del grupo Zeta, 223.200 euros.
El Grupo Godó no tiene queja. Su cadena de televisión 8TV se llevó 900.000 euros, el diario La Vanguardia y su edición digital, 674.080 euros, la división radiofónica Radiocat XXI, 488.840 euros y el diario deportivo El Mundo Deportivo otros 349.080 euros.
El grupo Prisa no podía faltar: El País recibió 339.160 euros; la cadena de televisión Localia, 499.920 euros y la emisora Onda Catalana, 681.138 euros. El diario Avui, participado en un 20% por la Generalitat catalana, se llevó 561.045.
Los ciudadanos catalanes que no llegan a fin de mes estarán muy contentos en saber que la nomenclatura no se aprieta el cinturón.
El nacionalismo se ha convertido en coartada de la expoliación de las clases medias y en un factor de empobrecimiento. En libertad y en dinero contante y sonante.
Ese pésimos sustituto de la religión que es el nacionalismo se ha convertido en un directo enemigo de la lógica. Josep-Lluis Carod-Rovira va a iniciar una campaña, con cargo al contribuyente como sus opíparos y carísimos almuerzos, para erradicar el castellano de la calle. Según Carod-Rovira, “no utilizar el catalán con las personas que aún no lo hablan es poner una barrera y así no lo harán nunca”. Esta actitud –contestar en catalán a quien te habla en castellano- dice que es de “buena educación”. Pues, puestos, es preciso ser maleducados.
Estas políticas son un lastre para la economía catalana y una barrera para las multinacionales, poco propensas a entender este tipo de lógicas ilógicas tan rentables para las castas parasitarias de barniz cultural.
Mientras tanto, los cántabros se muestran sumamente inteligentes: su gobierno autonómico apuesta por “la capital del turismo de la lengua castellana”. Porque el castellano lo hablan como primera lengua 400 millones de personas y hay otros muchos millones queriendo aprender la lengua.
Según los datos del Instituto Ramon Llul, encargado de promover el catalán “en las universidades y otros centros de estudios superiores fuera del dominio lingüístico", durante el curso académico 2004-2005, la Red de lectorado del Instituto estuvo integrada por 95 universidades, distribuidas en 27 países de todo el mundo, de las cuales 78 en Europa, 13 en América, 2 en África, en Oriente Medio y en Oceanía. La estadísticas lo aguantan todo, incluida la carcajada. En Australia hubo ¡1 alumno! Otro en Camerún. Idéntico número en Bélgica, Canadá, Cuba, Eslovenia y Finlandia, 2 en Austria, 3 en Argentina, 4 en Irlanda y 5 en Italia y Estados Unidos. ¡Bonita forma de gastar dinero! ¡Patéticas estadísticas de totalitarios paranoicos de papel mojado!
"En septiembre de 2004, el Instituto Ramon Llull firmó un convenio de cooperación con el Instituto Cervantes en virtud del cual este último se comprometía a impartir clases de catalán a celebrar en sus centros de todo el mundo actos organizados por el Instituto Ramon Llull. Como fruto de esta colaboración, durante el año 2005, se han iniciado 16 cursos de lengua catalana en 14 centros del Instituto Cervantes en las ciudades de Berlín, Estocolmo, Londres, Lyon, Manchester, Milán, Moscú, Munich, Nueva York, Rabat, París, Tel Aviv, Varsovia y Utrech que han contado con un total de 82 alumnos". Casi más ciudades que alumnos. La media se sitúa por debajo de 6 alumnos por curso.
El nacionalismo es insaciable. Le da lo mismo cuáles y cuántos sean sus logros, si son escasos pide más esfuerzos y dinero. El nacionalismo se ha convertido en el mayor factor de expoliación de las clases medias; en el último reducto de los intervencionistas; en el último refugio de los totalitarios.

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