martes, 16 de septiembre de 2008

Obama, viejo peligro para las clases medias

La distancia mitiga los aspectos emocionales que parecen ser fundamentales en las elecciones norteamericanas, aunque resulta difícil sustraerse al influjo de la categoría moral de Sarah Palin, con sus valores personales y familiares.
La distancia hace que destaquen más los aspectos racionales. En torno a Barack Obama se ha gestado una de esas costosas campañas de propaganda progresista, llenas de vago sentimentalismo, abundante en términos genéricos como ‘cambio’, que ni se permiten definir.
En Obama y en su programa de lo que no hay nada es de novedad. Las propuestas de Obama abundan en uno de los errores más experimentados: el de que es el político, con el presupuesto y la burocracia, el que puede resolver cualquier problema humano. Fatal arrogancia. Miseria asegurada.
El programa de Obama es un catálogo de intervención estatal y aumento del gasto público. Esto no tiene nada de cambio.
Obama ha hecho una exitosa gira por Europa. Si se hubiera apeado del márketing, podría haber comprobado que su programa resulta inservible y perjudicial para la sociedad norteamericana.
Lo que ofrece Obama se parece demasiado a lo que está llevando a Europa a la decadencia, la recesión y la estanflación, sin atisbos de solución ni a medio plazo. Una Europa atenazada por su burocracia y el despilfarro disfrazado de gasto social, cuyo Estado de bienestar chirría y se va a venir abajo estrepitosamente.
De hecho, quienes están sorteando menos mal la crisis, como Alemania, han introducido correcciones a ese Estado de bienestar, como ya lo hizo en su día Suecia.
La gran medida de Francia es no cubrir las plazas de funcionarios que se jubilen. Así están las cosas en Europa por el exceso de intervencionismo, porque ésta es la crisis del intervencionismo, como he descrito en mi libro ‘Crisis planetaria’.
Es previsible que los europeos no puedan mantener abiertos sus hospitales o sus colegios estatales. Al tiempo, puesto que están descendiendo los cotizantes y aumentando los subvencionados, vía paro, por ejemplo.
Lo que me resulta más curioso de Obama es que se dirige a las clases medias. Acierto estratégico, porque en las clases medias se va a ir decidiendo el futuro. Obama contrapone a las clases medias con los ricos, lo cual carece de sentido, porque los ricos son también clases medias. Estas las componen quienes viven de su esfuerzo y a cuenta de los demás.
Me resulta incluso asombroso porque el programa de Obama es un catálogo de agresiones a la misma existencia de las clases medias. En Europa ese tipo de políticas que él propugna están empobreciendo a las clases medias, haciéndolas menguar y poniéndolas en riesgo de extinción.
Si algo es Obama es un peligro para las clases medias. El viejísimo peligro del intervencionismo: pasar de una sociedad de oportunidades dinámica a otra anquilosada dependiente del Estado expansivo. ¡Ojalá gane McCain!

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