jueves, 17 de abril de 2008

Gobierno contra las mujeres o paridad de paro

Lo enervante de este Gobierno más allá de su ineptitud, más allá de su inconsistencia, es su pérdida del sentido de la realidad acompañada de su intrínseca mentira, todo ello al servicio del expolio de las clases medias y el objetivo de conseguir la igualdad en la miseria.
Esta insufrible casta parasitaria pijoprogre, tan pagada de sí misma, tan pretendidamente moderna, tan rancia, en el fondo, se engaña a sí misma y pretende engañarnos a todos, en grosero insulto a la inteligencia, en oneroso lastre a las economías familiares y de las empresas. Crear, en tiempos de crisis, un Ministerio más, cuando sobran la mitad, y me quedo corto, es un latrocinio, una canallada económica. Pretender que un Ministerio pueda ser innovador es una broma macabra. Pero incluso estas estulticias de los manirrotos y despilfarradores palidecen al lado del hiriente márketing de beatería progresista de pastaflora.
La idea de que este Gobierno dignifica a las mujeres, de que Carme Chacón –tan nacionalista ella cuando toca- es paradigma de la fusión de las Fuerzas Armadas con la sociedad, de la integración de la mujer en ellas, y aún más de que el Gobierno ultraparitario muestra que las mujeres están preparadas para asumir las mayores responsabilidades, es una engañifa de guardería. Es un insulto a las mujeres, y a los varones. Por supuesto que las mujeres o cada mujer concreta está preparada para asumir responsabilidades es una evidencia histórica anterior a Zapatero. Pero la cuestión es que en términos de realidad, lo que está haciendo este Gobierno es impedir el acceso de las mujeres al mercado de trabajo, lo que está haciendo es llevarlas al paro. El horizonte que dibuja para las mujeres es de auténtico descalabro. Cada vez tendrán más dificultades para mantener su puesto de trabajo y para colocarse. En los cinco últimos meses, decenas de miles de mujeres han perdido su empleo y han pasado a engrosar las listas del paro.
Dejo al margen el hecho terrible de que desde que gobierna Zapatero las muertes de mujeres por violencia doméstica no ha hecho otra cosa que crecer, aunque hayan pasado a mejor vida en medio de toneladas de retórica y de fuertes dispendios de propaganda. El Gobierno no es culpable de esas muertes, aunque, sin duda, tiene responsabilidad en ese desastre colectivo.
Quien hace más por las mujeres es quien crea más empleo, no quien las lleva al paro y la ruina; quien abre más posibilidades de oportunidades no quien engaña con cuotas que llevan a las listas del paro. Las mujeres reales están peor con Zapatero, pueden mostrar menos sus capacidades, sufren más para llegar a fin de mes o solas o en familia. Y sus padecimientos vienen de un modelo insostenible de despilfarro, pilla-pilla presupuestario y expoliación de las clases medias.
Todo el respeto personal a las ministras, a todas, mientras no se demuestre lo contrario, pero, en conjunto, como Gobierno, no representan otra cosa que una pantomima. Son las mujeres cuota de una casta parasitaria, dispuesta a conseguir que la igualdad sea –ha dicho la más joven- el principal valor de la democracia. Igualdad en la miseria. A eso vamos. A eso nos llevan, en la mejor tradición socialista.
Desde aquí todo mi respeto y mi homenaje a cuantas mujeres han optado libre y responsablemente por la dedicación plena a sus hogares y sus familias. Ellas cada día demuestran estar dotadas de capacidad para el puesto de mayor responsabilidad. Respeto y homenaje que extiendo, sincera y gustosamente, a Sonsoles Espinosa.

No hay comentarios: